Pero lo que hoy nos parece armonioso, no lo ha sido siempre, o, dicho de otro modo: el concepto de "consonancia" ha ido evolucionando a lo largo de la historia.
En la Edad Media, las distancias o "intervalos" entre 2 sonidos simultáneos, considerados "consonantes" eran la 4ª, la 5ª y la 8ª (si un músico cantaba DO, otro cantaba simultáneamente FA -caso de la 4ª-, SOL -caso de la 5ª- o DO agudo -caso de la 8ª-). Los demás intervalos se consideraban imperfectos. Escucha la diferente sensación que produce la melodía del Himno de la alegría según se añada otra voz a intervalo de 3ª y 6ª o a intervalo de 5ª. La primera mitad nos resulta más "familiar", más cercana al tipo de música que escuchamos hoy; la segunda mitad suena "medieval", lejana en el tiempo...
Los intervalos, según los tonos y semitonos que tengan, se consideran aumentados, disminuidos, mayores, menores, justos...
Pero había uno que preocupaba especialmente a la Iglesia, por la dificultad de entonación que presentaba...¡¡¡era tan difícil que parecía que el diablo se había colado entre las notas!!! Quedaba totalmente prohibido cantar ese intervalo: ¡la cuarta aumentada de 3 tonos! ¡Un tritono! ¡El diabolus in musica!
El clero era la clase cultivada en la Edad Media y eran los monjes quienes escribían música y experimentaban añadiendo y quitando voces a una composición. Pero los trovadores y troveros, en la música profana, no seguían esas estrictas reglas de composición y hacían avanzar la música por otros derroteros...
Disfruta y aprende con este vídeo que resume con humor todo lo que acabas de leer.
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